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lunes, 5 de marzo de 2012

Impávidos

Como dos colibríes de alas diminutas intentando robarle la fluorescencia a las luciérnagas, como dos peces con espinas de plata mordisqueando los restos putrefactos de una fiesta adolescente en la playa, como dos sirenas cromáticas deseando volar mientras luchan sutilmente contra las serenatas de su arsénico mar. Su sentido "Nabovkoniano" había estado hibernando hasta casi descomponerse en tóxicas partículas que se enredaban en su organismo y ahora, de una forma forma tan icástica como bucólica, escupen lascivos latidos que los retornan a su estado natural. Sin preocupaciones atornilladas en el hígado, sin temores tatuados en la palma de las manos. Sin maquillaje en los sentimientos ni pendientes de los espectadores. 

martes, 2 de noviembre de 2010

secuéstrame la vida!

En el preciso instante en el que se marchó, dejó su olor anclado en cada uno de sus glóbulos rojos. Ella que era experta en ello, recorrió todas las calles y avenidas de la ciudad en buscando aquel olor que le recordaba a él, miró incluso debajo de su almohada, en las copas de los árboles, en su taza de desayuno, en las nubes con formas graciosas, con la seguridad de que podría reconocerlo a varios metros de distancia, pues aquel olor era inconfundible. No quedó ni un solo portal, ni un solo bar bohemio, jugueterías, tiendas de gominolas e incluso mercerías.
Sólo quería volver a tener cerca ese olor, para capturarlo en un frasquito y abrirlo cuando se sintiera vacía, cuando quisiera dibujarse una sonrisa.
He aquí la pobrecita chica pálida, que buscó por toda la ciudad y nunca se le ocurrió buscar dentro de sí misma… en cada uno de sus glóbulos rojos. He aquí la que grita: secuestrame los días.


lunes, 25 de octubre de 2010

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Una vez coincidí con una niña de ojos grandes aficionada a beberse la vida en vasos de chupitos o en botellas de vidrio verde tradicional. Vivía bajo el temor de cien francotiradores que la habían acompañado a lo largo de su vida y disparaban balas de ironía, inhibidores de excentricidades y aniquiladores de emociones prestadas.
Cualquiera podía comprobar que su olor estaba a medio camino entre algodón de azúcar, poema romántico y zumo de naranja recién exprimido.
Los más oportunistas la han visto alguna vez correr descalza por asfaltos húmedos o líneas amarillas recién pintadas. Otros sólo han encontrado en un botón de su camisa un pedacito de vísceras tostadas por el sol, adornado con algún pétalo de margarita deshojada.
Lo último que sé de ella, es que un día decidió desaparecer del mundo, al darse cuentan de que la ternura de aquel corazón no le permitía sobrevivir otra crisis de adaptación. Fue como si se visionara a ella misma dentro de una película, de una adaptación cinematográfica de la Marvel. Durante toda una noche vivió un baile de disfraces. Todo giraba muy deprisa, la música se elevaba por encima del umbral de lo tangible, sus pensamientos más infantil estaban siendo centrifugados poco a poco, mil insectos caminaban bajo sus pies buscando alimento, se convertía en desierto, perdía su inocencia.
Se le abrieron los ojos de par en par en medio de la madrugada. Su único movimiento fue un pequeño giro para alcanzar su libreta de notas y su bolígrafo habitual. Sólo era necesario escribir una raya firme en su libreta, comprender que aquella había sido su primera pesadilla como adulta. Sí, como adulta, de esas que lo saben todo y que se crean grandes y miserables expectativas a cerca de los niños.
Quizás ella sólo fue en mi vida como un tocadiscos parado en mi canción favorita, quizás sólo un pestañeo en medio de una noche a ritmo de blues o quizás un elixir con mil gotas de sueños.
Quién sabe si algún día volveré a verla. Las malas lenguas dicen que se esconde en aquella caverna donde Peter Pan rescató a Tigrilla. Pero si algún día lo hago, prometo compartir con ella nuestra obsesión por las mariposas verdes con lunares azul marino, las luciérnagas y la lluvia en botella.

sábado, 23 de octubre de 2010

Dolía como nunca.

Llegó sobre medianoche. Se combinaron sus sonrisas, se tiñeron sus muecas de un tierno amor infantil. Le tendió su mano. Bienvenida. No se quitaron la careta, prefirieron seguir ocultando su rostro. Llegó la hora. La atmósfera cargada mezclaba verdades mentirosas con mentiras ciertas. El negro comenzó a manchar sus pómulos como si llevará cien años sumida en dulces lágrimas que le sostenían la sonrisa. En sus manos se dibujaba la profesión más antigua del mundo, pero no era una vulgar prostituta –estoy casi segura de que se ganaba la vida tocando la guitarra-. Bailaron toda la noche. Exhaló un suspiro interior y esperó que el veneno actuara. Se acabaron los graznidos de los cuervos que sobrevolaban su ecosistema natural y el suave olor a orquídea que armonizaba el ambiente. Cerró los ojos. Soñó cien veces que se escribía en la mano historias basadas en la sinfonía de sus ojos. Subió a su carroza. Era obligación sacar su pañuelo por la ventanilla y agitarlo con el mayor desprecio del mundo. 

lunes, 18 de octubre de 2010

:)

Durante algún tiempo, había olvidado aquel haiku japonés que ten algún momento de su vida habría tenido un significado cercano a la intensidad de cualquier puñalada en las costillas:
"Donde hay hombres,
habrá moscas, y habrá
Budas también."
Pero aquel día, en el que su emotiva alma de niña continuaba haciendo equilibrismos en el borde de la acera, con todas sus sonrisas prefabricadas y algún que otro pedazo de corazón de alguien especial metido en su maleta, todo ello cerrado bajo candado; un ratoncillo con ojos de gato le susurró al oído: no comas eso....te va a hacer daño...a propósito quieres dar una vuelta en la noria conmigo? si tu quieres cuatro y media y nos quedamos parados en la cima:)
A ella que tenía los ojos ahumados y apenas ningún tirabuzón dorado en el pelo, a ella que le pareció alguna clase de broma... se se iluminaron hasta las mismísimas pestañas y asimismo, se conocieron, porque que no podrían haber hecho otra cosa, porque otro cosa hubiera sido un error.
y haciéndose la interesante durante un par de segundos gritó: Dame vida! escribe un poco de rockanroll conmigo! juega a la rayuela conmigo

jueves, 14 de octubre de 2010

(ll)ámame amor de lunes a viernes


Cuando sus delirios narcóticos la devuelven a su estado mental natural, cuando no lleva vestido ni zapatos de cristal, todo su tuberculoso universo vuelve a su lugar, gobernado por una especie de demiurgo interior al que no tiene más remedio que sucumbir.
Pero no era momento para bromas, se había pasado con la dosis, se había bebido el amor a puñetazos, diría que incluso desconociendo la mecánica de los sorbos. Ni cuenta se dio en el preciso momento que a medida que el elixir discurría por su interior, iba abrasando cualquier tipo de célula que encontraba a su paso, impregnándola de la definición de aquella palabra a la que siempre había temido: ilusión. ilusión de verdad, de la buena

viernes, 3 de septiembre de 2010

Jodida distancia... Oxford esta demasiado lejos para no exharte de menos

Se rumorea que el señor Nietzsche está embarcado en una cabal persecución contra todo aquel que haya lastimado a alguna dama de corazón grosero. Obviamente hablar mucho de sí mismo es un buen modo de ocultarse, pero no se puede ir prometiendo sentimientos sin pensar que son tan fáciles de cumplir como las emociones.
Que por si ese ser desalmado aún no se ha dado cuenta, ha lastimado un corazón extremadamente frágil, lo ha coloreado de un verde fluorescente y ahora sólo se distrae jugando a ser un gato colgado de un tejado , mientras que la sangre que lo mantiene vivo, se va evaporando en cada débil latido y condensándose en torno al dedo anular –que reviente de una vez la última promesa que le hizo- .
Sus propios gritos la transportan a una noche polar, interminable. Sufre una taquicardia en los tobillos y un tibio olor a albaricoque le regala alguna que otra náusea y un pensamiento absurdo. Aprieta los puños bajo las sábanas, comienzan a sudarle las pupilas al imaginarse apuñalando una fotografía de piaget pero solo enseña los dientes y se diluye con las sábanas.
Rescátala de ese lobo con piel de cordero. Sálvala de huracanes profanos y enséñale buenos modales.