Se rumorea que el señor Nietzsche está embarcado en una cabal persecución contra todo aquel que haya lastimado a alguna dama de corazón grosero. Obviamente hablar mucho de sí mismo es un buen modo de ocultarse, pero no se puede ir prometiendo sentimientos sin pensar que son tan fáciles de cumplir como las emociones.
Que por si ese ser desalmado aún no se ha dado cuenta, ha lastimado un corazón extremadamente frágil, lo ha coloreado de un verde fluorescente y ahora sólo se distrae jugando a ser un gato colgado de un tejado , mientras que la sangre que lo mantiene vivo, se va evaporando en cada débil latido y condensándose en torno al dedo anular –que reviente de una vez la última promesa que le hizo- .
Sus propios gritos la transportan a una noche polar, interminable. Sufre una taquicardia en los tobillos y un tibio olor a albaricoque le regala alguna que otra náusea y un pensamiento absurdo. Aprieta los puños bajo las sábanas, comienzan a sudarle las pupilas al imaginarse apuñalando una fotografía de piaget pero solo enseña los dientes y se diluye con las sábanas.
Rescátala de ese lobo con piel de cordero. Sálvala de huracanes profanos y enséñale buenos modales.
viernes, 3 de septiembre de 2010
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